En diciembre pasado, 955 pacientes afiliados al PAMI fueron arbitrariamente derivados al sector privado, dejando al Hospital Municipal con solo 1.087 cápitas. Ayer, se sumaron 372 más.
Esta situación no es nueva: el Hospital Municipal ha venido perdiendo cápitas de manera sistemática.
Muchos adultos mayores eligen libremente ser atendidos en el Hospital Municipal por la calidad de sus prestaciones. Sin embargo, PAMI los deriva sin aviso ni consentimiento a prestadores privados. Los afiliados solo descubren el cambio cuando acuden al hospital y se les informa que ya no figuran en el padrón de atención.
Insistimos: el vecino no elige este cambio. Es una decisión arbitraria de algún burócrata de PAMI.
La cápita representa la asignación formal de un afiliado a un centro de atención médica. Actualmente, PAMI abona $9.974,39 por cada afiliado, un monto claramente insuficiente para cubrir una atención de calidad.
Cuando el Hospital Municipal era el único efector de salud en la zona, todos los afiliados (aproximadamente 3.500) eran atendidos allí. Con la reapertura del Instituto Médico Privado, la totalidad de esos afiliados fue transferida. Sin embargo, muchos regresaron voluntariamente al Hospital Municipal, valorando su atención y cercanía.
A pesar de esta decisión libre y personal de los abuelos, PAMI continúa derivando afiliados al Instituto Médico sin previo aviso, obligándolos a iniciar nuevamente el trámite para volver al Hospital Municipal. Esta situación no solo ocurrió durante la gestión de Alberto Fernández, sino que se repitió en diciembre de 2024, ya bajo la nueva administración de Javier Milei. Y ayer, otra vez.
Ninguna autoridad de PAMI ha brindado una explicación oficial sobre estas medidas.
Este accionar arbitrario obliga a los afiliados a hacer largas colas y trámites engorrosos para poder volver a elegir al Hospital Municipal como su centro de atención.
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