En su edición web de este jueves 27 de febrero, el diario publicó un extenso artículo en el que resalta la cercanía del paraje con los principales destinos turísticos, su tranquilidad y el espíritu acogedor de su gente.
La nota de Cristian Sirouyan
La brisa marina arrastra arenas cálidas desde Villa Gesell hacia los campos que se extienden en armonía a lo largo de la costa bonaerense, más allá de la Ruta 11.
En ese punto, donde el asfalto cede paso a un camino de tierra y ripio que conduce al aeropuerto y al Cementerio Municipal, el paisaje cambia. El ambiente rural se impone, y una fina capa de polvo dorado, desprendida de los médanos, cubre los senderos y las tierras fértiles.
Tras una curva prolongada, bajo el resplandor que se filtra entre los árboles, aparece la silueta del campanario de la capilla El Buen Pastor. Este moderno detalle arquitectónico se suma a la historia del paraje Macedo, un rincón donde el tiempo parece haberse detenido.
Los vestigios del pasado refuerzan esa impresión: los restos de una antigua oficina de telégrafo, corrales de ganado, galpones y depósitos de techo de chapa evocan el año 1912, cuando la estación de tren fue inaugurada. En aquel entonces, el ramal del Ferrocarril del Sud, que unía General Guido con Juancho y Vivoratá, transportaba la producción agrícola y ganadera de la región, marcando el inicio de una era que dejó su huella en este pintoresco paraje.
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