30-12-18 Una fue costurera y trabajó 41 años. La
otra primera dermatóloga de la ciudad y viajaba desde La Plata para atender.
Conocelas.
El viernes
casi una decena de empleados municipales cumplieron con sus años de aportes o
alcanzaron el límite de edad y accedieron a su jubilación. Cada uno de ellos
con historias y anécdotas diferentes acerca de su paso por la comuna. División
Prensa dialogó con dos de ellos para conocer sus historias: María Alcira Phoyú,
la costurera del Hospital, y Ana María Luna, la primera dermatóloga de la
ciudad.
Para María
Alcira el paso de los años la tuvo entre máquinas Singer y telas para
confeccionar uniformes, ropa de sala y cortinados. Ingresó en 1977 para cumplir
una suplencia y de allí pasó al Hogar de Ancianos.
Desde el
inicio de sus labores los uniformes fueron cambiando de formato y también de
colores. Cada sector tenía el suyo: los médicos siempre de blanco, el personal
de servicio y enfermeras de verde y los de lavadero usaban a cuadrillé. Siempre
ella debía confeccionarlos.
De una
Singer a pedal, con el paso de los años, se llegó a una eléctrica. Primero de
las comunes, según nos cuenta, y ahora una de las profesionales. “Siempre fui
bien tratada y nada tengo para quejarme”, indica al hacer referencia a los
distintos directivos que fueron pasando por el centro asistencial.
Para su
futuro, tras este retiro, ella piensa en seguir haciendo costuras. Incluso no
descarta ir a visitar a su compañera de área en el sitio en donde ejerció
tareas durante 41 años.
Por otro
lado, Ana María Luna sostiene que fue la primera dermatóloga en atender
pacientes en la ciudad. Arrancó en la Clínica Carri, ad honorem, y de allí pasó
al Hospital.
Vivía en La
Plata y viajaba, cada 15 días, en colectivo para cumplir con sus pacientes
hasta que en 1988 decidió radicarse en Madariaga para ejercer tareas durante 16
años en el Ana Rosa S. de Martínez Guerrero.
“El trato
fue muy bueno y era un hospital chico y de pocos recursos con pabellones
separados y nos conocíamos todos. Fui la primera y mi especialidad que era un
tanto desconocida”, explica.
Sobre el
crecimiento del Hospital indica que antes sólo se tomaban radiografías y se
atendía en consultorios, además de alguna cirugía de emergencia. Hoy, para
ella, todo avanzó y creció. “Me fui adaptando como hay que adaptarse a todo lo
nuevo cuando. Se fue creciendo físicamente y hasta costaba acomodarse en su
momento. Antes había mucho espacio verde y se fueron haciendo cosas nuevas”,
indicó.
Durante la
entrevista suelta nombres de profesionales reconocidos que estuvieron junta a
ella como los doctores Azpirolea, Lopérfido, Baltar o Pussetto.
“El mensaje
es muy lindo trabajar con respecto a esto en la parte publica es el lugar donde
tiene acceso todo el mundo y cosecha amistades a lo largo del tiempo”, dice al
despedirse de la entrevista.

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